¡RESPETEN, CARAJO!

Hay un ardid para descalificar a mucha gente por supuestos vínculos con DMG, la comercializadora que hizo de David Murcia un rey Midas que todo cuanto tocaba lo convertía en oro. Pero que luego de su frenética caída libre, tras su enfrentamiento con el Presidente Uribe, se convirtió en el anti Midas, que todo lo que toca lo desprestigia y enloda.

DMG fue la pirámide mágica que hizo millonarios a unos pocos y a 400 mil colombianos los convirtió en seres vergonzantes, que esconden sus relaciones con esa empresa y agachan la cabeza cuando se les pregunta si metieron sus ahorros, vendieron sus casas e hipotecaron su dignidad por ganarse unos intereses que nadie decente ha pagado. Ni siquiera en Macondo a Arquímedes se le hubiera ocurrido encontrar una mina de oro de esas proporciones.

DMG involucró a todos los sectores económicos, políticos y sociales del país. Gente de todos los estratos, ignorantes y doctos, pobres y ricos, honestos y narcos, cayeron en esa red de ambiciones desbordadas. Ellos creyeron hacer el negocio de su vida. Gente que ahora no sabe cómo levantarse de ese tremendo golpe que significó perderlo todo en un instante.

El país está viviendo hace tres meses una guerra de filtración de grabaciones, que muestran el alcance de DMG en su estrategia de corrupción y lavado de activos. Los tentáculos alcanzaron a un consejero presidencial, a prestigiosos periodistas, a alcaldes y gobernadores, a destacados funcionarios públicos.

Esas grabaciones indican que hace año y medio el Gobierno sabía que DMG era mucho más que una captadora de dinero. Pero no se hizo nada para detenerlos, ni se impidió que muchas personas vinculadas con ellos siguieran actuando y otras evitaran esas malas compañías. En las grabaciones se revelan cercanías hasta con los hombres del Presidente.

Fui de los primeros en denunciar, a través de esta columna, la presencia de DMG en un encuentro de alcaldes y gobernadores, convocada por la Esap y la Federación Colombiana de Municipios. Murcia colaboró en la financiación del evento y se reunió con muchos mandatarios. ¿Por qué los organismos de seguridad del Estado, que ya conocían el perfil de Murcia y sus negocios non santos, permitieron que este llegara tan lejos en su estrategia de comprometer la clase política? ¿Por qué ahora se ataca con tanta fiereza a los funcionarios que se involucraron con Murcia en ese evento? ¡Yo no, aclaro!

En los últimos días los Representantes de DMG han comenzado a distorsionar la verdad y a manchar la honra de bastante gente. Un tal Fidencio, no sé con qué oscuros intereses, ha tratado de enredarme, diciendo que DMG envió dineros a mi campaña a la gobernación. Agrega que nunca recibí esa plata, pero queda flotando la perversidad.

Por mi parte es una mentira. Un gran montaje. Una bellaquería. Con énfasis le digo a la gente de DMG: no tienen por qué meterse conmigo. Soy un hombre decente. ¡Respeten, carajo!

¿DE QUÉ NOS EXTRAÑAMOS?

Esta semana se cumple un año mas de la Revolución de los Comuneros. Hace 228 años se desarrollaron los acontecimientos que ejecutaron Manuela Beltrán, Berbeo, Molina, Alcantuz y Galán, quien pasó a la historia como el máximo protagonista de esa epopeya de rebeldía y dignidad.

Aún se rememora con emoción ese acontecimiento que no ha tenido igual. En Santander lo sentimos en el alma y vivimos orgullosos de que en nuestra tierra se hubieran desarrollado tan épicas jornadas, que por mala fortuna no terminaron en la independencia que merecían los pueblos americanos. Pasarían casi tres décadas para que volvieran los amotinamientos y por fin llegara la libertad con Simón Bolívar.

La mala fe de los farsantes que representaban la corona y la felonía de los que se asustaron con la fuerza que tomó el reclamo de los indios y los mestizos que ellos mismos soliviantaron, produjeron las capitulaciones y la traición. La víctima propiciatoria fue el capitán José Antonio Galán.

Para horror de las actuales generaciones, recordemos los términos de la sentencia a muerte del Charaleño:

“Siendo, pues forzoso dar satisfacción al público, y usar de severidad, lavando con la sangre de los culpados los negros borrones de infidelidad con que han manchado el amor y ternura con que los fieles habitantes de este Reino gloriosamente se lisonjean de obedecer a su Soberano, condenamos a José Antonio Galán a que sea sacado de la cárcel arrastrado, y llevado al lugar del suplicio, donde sea puesto en la horcas, hasta que naturalmente muera, que ahorcado se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes y pasado el resto por las llamas, (para lo cual se encenderá un hoguera delante del patíbulo),; su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la Plaza del Socorro; la izquierda en la Villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia; ocupados todos sus bienes y aplicados al Real fisco asolada su casa y sembrada de sal, para que de esta manera se dé al olvido su infame nombre y acabe con tal vil persona, tan detestable memoria sin que quede otra que del odio y espanto que inspira la fealdad del delito”.

Después de leer tamaña afrenta a la dignidad humana, ¿alguien se extraña de los horrores que hemos sufrido? Es de esa clase de antecedentes que provienen los asesinatos a mansalva, las masacres, las fosas comunes, los descuartizamientos con moto sierra, y todas las barbaridades que a diario lamentamos.

Que pocos avances se han alcanzado. Hemos fracasado defendiendo la libertad, asentando la democracia y protegiendo los derechos humanos. Hemos sido pequeños ante el reto de Galán: “En nombre de Dios, en nombre de mis mayores y de la libertad, siempre adelante, ni un paso atrás, y lo que fuera menester, sea”.

NO A LA REELECCIÓN INDEFINIDA

En el continente se está poniendo de moda la reelección indefinida. En eso anda el Presidente Chávez y lo mismo balbucean en Quito, La Paz y Managua. La moda la quieren imponer en Colombia quienes alegan que lo bueno debe perpetuarse. Y han comenzado por proponer la reelección indefinida del mandato de los alcaldes y gobernadores. Se especula sobre a donde se dirige esa iniciativa.

Como ex constituyente y Gobernador no estoy de acuerdo con ese proyecto, que ahora promueve el Gobierno Nacional y está en el paquete de sus iniciativas prioritarias en el Congreso. Seguramente algunos de mis colegas gobernadores o de mis amigos alcaldes estén emocionados con esa quimera. Me parece un tema inoportuno y un globo de ensayo.

Con el mayor respeto por el ministro Valencia Cossio, considero que ese tipo de iniciativas se convierten en un distractor y en un estímulo para generar avaricias electorales regionales, poner en riesgo el manejo de los dineros públicos y cerrarle el camino a los nuevos liderazgos.

Gobernar es un arte difícil en un país cruzado por tantos conflictos como la miseria, el hambre, la violencia, el narcotráfico, la corrupción, el desempleo, el atraso en infraestructura, el sectarismo y la polarización política.

Pero sobre todo un agua de rosas para los grupos armados ilegales. Es una verdad de a puño que en múltiples lugares el dominio del paramilitarismo se sigue dando a plena luz del día, y que muchos dirigentes no parecen haber aprendido la lección de la parapolítica y siguen desde las cárceles y los cambuches buscando cómo mantener sus feudos electorales y el control del erario a punta de fusil, terror y chantajes.

Establecer la reelección indefinida en las regiones sería premiar a quienes hacen política con las armas en la mano y el dinero sucio en las tulas, y castigar a quienes creen en los relevos generacionales, en la democracia participativa y en la oposición democrática. Porque hay que decirlo con franqueza: un demócrata no se perpetúa en el poder, ni le cierra el camino a los que vienen detrás. Tampoco usa el Estado para convertirse en inmortal, ni cambia las leyes para posar de inamovible. Un verdadero demócrata no se las tira de Superman. Los demócratas apenas somos simples mortales, con una agenda y un tiempo fijo.

En plata blanca, la reelección indefinida propuesta por el ministro técnico sería un incentivo para perpetuar a quienes mantienen secuestrada la democracia en muchas zonas del país, porque el conflicto armado no ha terminado, ni los grupos armados de extrema izquierda o extrema derecha se han desmovilizado totalmente, por el contrario, como denunció desde su cárcel en Washington Jorge 40, se siguen reagrupando y continúan haciendo daño.

En estos tiempos de crisis económica y reavivamiento de los grupos paramilitares y estartazos de los guerrilleros, los problemas de los entes regiones se han multiplicado. Agregar el tema en cuestión es a todas luces inapropiado. Cualquier parecido con una republiqueta bananera sería pura coincidencia.